Una Historia de superación ante los retos que presenta una familia, conozcámosla desde la perspectiva de una madre:
“Estaba emocionada y preparada para el nacimiento de mi tercer hijo varón, sin embargo la alegría de su llegada fue empañada por la incertidumbre, el dolor y la tristeza ante la inesperada noticia de que había nacido con aniridia, una condición caracterizada por la falta de iris, nistagmos, cataratas posteriores centrales e hipoplasia del nervio óptico y atrofia de la mácula, lo que afecta significativamente su visión. Su residuo visual es de aproximadamente 20/300 en ambos ojos. ¡Mi hijo nació legalmente ciego! Su futuro era incierto o por lo menos era lo que creía en ese momento.
El tener un hijo con impedimento visual cambió nuestra expectativa de la vida. Luego de recuperarnos del dolor y confusión inicial, dejamos atrás los sentimientos de angustia y tomamos una decisión, “Joan Manuel tendría todas las oportunidades posibles, apoyo incondicional y solo él decidiría lo que podría o no podría hacer”. Puse manos a la obra; evaluaciones, visitas a especialistas, terapias, intervención temprana y búsqueda de información. Muy pronto comencé a descubrir y reconocer sus fortalezas. Aprendía rápido, era determinado y mostraba mucha iniciativa.
Llegó el momento de ir a la escuela y mi lucha para su inclusión. Sabía que podía funcionar en la sala general de clases si recibía los apoyos y acomodos necesarios. No fue fácil, fueron muchos los obstáculos y los momentos de frustración y duda. Finalmente, mi hijo comenzó en Head Start y luego entró al Colegio donde estudiaban sus hermanos. Su ejecución nos so-prendió a todos. Nunca se quejó por su condición. Crecía feliz y participaba de todas las actividades escolares y familiares, mientras descubría por si mismo diferentes estrategias para integrarse. Se graduó de cuarto año y entró a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras, a la Facultad de Administración de Empresas. Tomó orientación y movilidad y aprendió Braille a través de Rehabilitación Vocacional. Estudió en España, participó de las misiones en Honduras y de la Jornada Mundial de la Juventud en Alemania. Es un joven independiente, seguro y con metas claras. En diciembre de 2012, obtuvo un bachillerato en contabilidad y finanzas y recibió una excelente oferta de trabajo.
En marzo del 2013 con 25 años de edad, mi hijo abandonará su nido y se unirá a la fuerza laboral en una de las agencias más reconocidas a nivel mundial, la NASA en Maryland. Nuevamente una mezcla de sentimientos y emociones inundan mi ser. Solo que en esta ocasión mis lágrimas no son de tristeza, sino de alegría al ver a mi Joanmy convertido en un joven adulto realizado, independiente, responsable, pero sobre todo feliz. Nunca permitió que su condición lo limitara en el logro de sus sueños y metas. Tengo la certeza de que en su equipaje lleva todas las herramientas necesarias para una vida plena, productiva y feliz.
Mi hijo Joan Manuel ha sido para toda la familia, una oportunidad de aprendizaje, crecimiento y ejemplo de superación. Sin duda alguna he aprendido mucho más de él que lo que he podido enseñarle. Joanmy nos ha enseñado que no hay impedimentos cuando nos aceptamos a nosotros mismos y luchamos por lo que queremos”.