Cecilia Marte, la mamá de Luis Daniel, estaba segura de que el diagnóstico de autismo de su niño no le impediría ser una persona activa en la sociedad. Ella tuvo un embarazo y parto completamente normal. Fue a los cinco (5) meses de vida de Luis Daniel, que comenzó a notar un comportamiento extraño: era demasiado inquieto y todo lo rompía. Cerca de cumplir los dos años, Cecilia quedó sola con el niño, lo cual representó un gran reto para, como ella dice, “echarlo pa’ lante”. Hizo gestiones para que se le realizaran evaluaciones dónde se diagnosticó con las condiciones de: Autismo con Hiperactividad Severa. No hablaba, no iba al baño, no se quedaba sentado en la silla ni un minuto. Se mantenía en su cuarto encerrado, lejos de todo lo que había a su alrededor.
A los cuatro (4) años Luis Daniel entró a un Head Start y aprendió a leer solo; el sicólogo no lo podía creer. Al cumplir sus cinco (5) años comenzó a recibir terapia del habla por tres (3) años consecutivos. Además, tuvo que ser medicado para controlar la hiperactividad. Ya entonces, fue aceptado en la Escuela Especial Víctor Parés y luego comenzó en una escuela regular en un salón contenido. A la edad de 12 años fue evaluado y resultó que estaba capacitado para cursar el Noveno Grado. Aún tenía dificultad para comunicarse y fue ubicado en la Escuela Nemesio R. Canales en un salón regular con un Ayudante en Octavo Grado. De ahí en adelante se notó un cambio significativo en Luis Daniel, que los médicos ni su madre esperaban. Tuvo la oportunidad de participar en competencias de dibujos y matemáticas, a nivel de distrito; ganando premios en ambos.
Para Cecilia no fue fácil; fueron muchas las lágrimas, pero nunca perdió la fe, se mantuvo perseverante y porque sabía que iba a lograr mucho con Luis Daniel, a pesar de las adversidades y tropiezos. Cecilia sentía que tenía que demostrarse a sí misma y al Sistema Educativo que su hijo iba a salir adelante. Para ella no era opción quedarse en su casa con él y decir “ay…tengo un hijo impedido y no va a ser nada en la vida”.
Luis Daniel logra graduarse de Noveno Grado con notas excelentes y pasa a Escuela Superior al Curso de Comercio, donde una de las clases es Contabilidad Computarizada. Entonces encontró un maestro que no lo aceptaba, porque entendía que un Autista debe estar en un salón especial. A través de una reunión de COMPU solicitada por la madre, se logró que el maestro cambiara de opinión y le diera el espacio a Luis Daniel. Así, como parte de los requisitos para graduación, tuvo la oportunidad de hacer una práctica en APNI, donde la Directora Ejecutiva, en ese momento Doña Carmen Sellés de Vilá, lo recibió con los brazos abiertos.
Una vez graduado, el equipo de trabajo de APNI decide que Luis Daniel puede continuar trabajando en la organización. Luis Daniel lleva 19 años trabajando en APNI. Su trabajo es parte importante del funcionamiento de la organización. Se relaciona con todos, es muy organizado en su rutina y es, sin duda, uno de los mejores empleados que ha tenido la APNI.
Ni Doña Carmen ni su mamá se equivocaron. Hoy día Luis Daniel es un joven independiente, trabajador, utiliza la guagua pública, y hace muchas otras cosas que no necesariamente son esperadas de una persona con impedimentos. Vive junto a su madre en un apartamento independiente, maneja su propio dinero y va solo al supermercado. Luis Daniel es parte integral de nuestra sociedad, aportando con sus talentos y capacidades a su propia vida y a la de otros a través de su trabajo en APNI.