Sebastián

Sebastián es un maravilloso niño, resultado de un embarazo saludable y muy esperado por su mamá Marla Ciares, y su esposo William Cruz, ambos jovenes profesionales comprometidos con formar una familia saludable y feliz. Sin embargo, estando en la barriga de su mamá, Sebastián sufrió un infarto cerebral.

A los 5 meses Marla notó que Sebastián tenía una alta preferencia por utilizar su mano derecha y que la mano izquierda la dejaba rezagada. Los pediatras inicialmente no dieron mayor importancia a su preocupación, pero las madres sabemos cuando algo no está bien. A los 10 meses Marla y su esposo decidieron visitar un neurólogo pediátrico. Un MRI reflejó una cicatriz en el hemisferio derecho de su cerebro, potencialmente como secuela de un “viejo” infarto isquémico.

Sebastián tenía una hemipáresis en todo el lado izquierdo de su cuerpo como consecuencia de la cicatriz que había en el lado derecho de su cerebro producto del infarto que sufrió aún dentro de la barriga de su mamá. De ahí en adelante comenzó un intenso proceso de visitas a especialistas, en y fuera de PR, intentando conseguir respuestas a múltiples interrogantes: qué lo causo, qué otras áreas de su desarrollo se verían impactadas, cómo prevenir que volviera a ocurrirle, cómo mitigar el daño sufrido, qué se debía esperar…

Para una madre profesional este panorama no es el esperado, principalmente cuando ésta recibió los mejores cuidados durante el embarazo.

Marla conoció a APNI a través de una amiga. Luego de una entrevista inicial y determinación de elegibilidad (los ingresos del hogar no eran elemento a considerar para que el niño se beneficiara del programa), Sebastián fue aceptado en el programa de Intervención Temprana de APNI.

Cada dos semanas las orientaciones, entrevistas y secciones se daban en el seno del hogar o del hogar de sus abuelos (donde lo cuidaban). Por cada sección de orientación Marla se convencía de que Sebastián tenia un gran potencial e iba a superar su diagnóstico.

Luego de cumplir 2 años APNI los orientó para transicionar al programa del Departamento de Educación. La meta era que a los tres años el niño comenzara a recibir estos servicios a través del Departamento de Educación Especial.

Sebastián recibe tratamiento de terapia física y ocupacional. Está involucrado en diversas actividades físicas que requieran el uso de los dos lados del cuerpo para que alcanze el pleno desarrollo del lado izquierdo de su cuerpo (incluyendo la percepción de todo lo que sucede por el lado derecho). Estas otras actividades van desde incluirlo en clases tae-kwon-do, kinder-music, instrumentos musicales, natación, visita a parques y actividades que realizan los niños según su edad. En toda actividad hay una oportunidad para hacer terapia.

“Gracias a los servicios de APNI aprendimos no solo a ofrecerle la asistencia terapéutica a Sebastián sino también a apoderarnos del proceso de integrar en cada etapa de su desarrollo todas las herramientas que le permitan alcanzar su máximo potencial.Todavía no sabemos que le causó el infarto pero sí sabemos cómo asistirle a superar las consecuencias del mismo.”, expresa Marla con la certeza de un futuro brilante para Sebastián.

Para Marla la educación y contar con las redes de apoyo indicadas han sido la clave para ayudar a Sebastián. Este suceso no ha tenido consecuencias negativas para el desarrollo de Sebastián.Y precisamente eso es lo que perseguimos en APNI: que todo niño con necesidades especiales tenga la oportunidad de, a través de una capacitación adecuada de sus padres y encargados, desarrollarse plenamente al igual que cualquiera otro de sus pares.